por Pedro Patzer
El pan recién horneado es el alba que se inventa el humano
“danos nuestro alba de cada día” podría decir la plegaria del poeta
que comprende el pan como lo que media
entre la canción humana y el silencio de Dios.
Lo que calla el anciano podría ser el libro que despierte al mundo
y el árbol que nadie planta podría florecer en la mirada de los huérfanos.
La verdad que se desprecia de los vencidos podría ser el sol
de los hundidos en la noche de la mente
y la caricia que no nos permitimos podría sanar a cualquier río.
La realidad se ha llenado de turistas que quieren escalar montañas
y se ha quedado sin gente que quiera ser montaña.
Si el pintor no pinta para despertar al paisaje, el paisaje lo abandona,
si el escultor no esculpe para hallar el alma de la piedra, el alma de la piedra lo abandona.
Hay presencias que son como banderas de la patria de la voluntad
e imágenes cotidianas que rompen nuestra ceguera.
Si no conquistamos la metáfora, no transformaremos la realidad
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