12/31/2017

Custodios de la semilla

Por Pedro Patzer

Los que clamaron la voz en el desierto
se hicieron música de porvenir.
Muchos de los condenados al ocaso
le dieron al mundo sus más importantes auroras.
No había minuto a minuto para el Sócrates que elegía morir a vivir sin virtud,
ni para el pintor que consiguió retratar
(en el dolor de los animales despedazados bajo la bombardeada Guernica)
la agonía de la humanidad.
Aunque los relojes sigan con sus tic Tac,
los publicistas con sus bang bang
y los fantasmas del mundo con su ignorancia,
habrá alguien encendiendo el mañana,
habrá alguien custodiando la semilla

12/26/2017

La City (el desierto)

por Pedro Patzer

En la City nada florece, ni siquiera los fantasmas
los edificios exhiben sus catalepsias adornadas
como medallas de generales que perdieron
las batallas de las sombras
como ancianas novias que nunca saludaron en el atrio
Arbolitos de navidad en bancos solitarios
- sin pesebres, ni dioses, ni bestias -
iluminan el insomnio profesional del guardia
mientras alcantarillas entonan milongas de nadie:
las arañas se han exiliado de las telarañas,  
los niños de sus domingos.
No hay juguetes rotos,
ni perros que le ladren a la luna,
no hay aceitunas, ni pianos tartamudos
no hay sombreros que le duelan a Lorca
ni jardines en los que los linyeras entierran sus tesoros.
Sus relojes bostezan al mundo
mientras luminosos carteles anuncian el valor
de los que se compra y lo que se vende
Aqui la vida sólo trabaja los días hábiles,

el desierto es su habitante permanente

12/20/2017

El zoológico de la historia

por Pedro Patzer


En el museo de cera están las figuras de Gandhi, Lennon y Luther King.
Los que promovieron la locura de sus asesinos mantienen económicamente a sus estatuas.
Es bueno que el mundo contemple a los humanos más agitadores como rígidos muñecos de cera

El zoológico de la historia sabe bien como impartir sus lecciones.

12/07/2017

Jean Valjean

Por Pedro Patzer

Ni los ladrones de la existencia,
ni los mercaderes del ser,
pudieron corromper tu riqueza
imposible e imaginaria;
te quitaron crepúsculos y lluvias
por un pedazo de pan,
pero alguien confió que había
una semilla de cielo en tu corazón,
y eso te hizo libre:
te emancipó de la identidad del odio,
luego viste morir de mundo
a una madre huérfana de Dios,
ya para entonces habías comprendido
que uno se halla en el rincón más remoto del espíritu,
sabías que más allá de los que dicen que se ve
comienza el Ser,
por eso no fuiste la condena, ni traficante de crímenes ajenos:
ya habías aprendido que muere,
cada vez que le perdonás la vida
aquel que tantas veces ha intentado asesinarte.

12/02/2017

La Palabra y la Revolución

Por Pedro Patzer

Una palabra puede hacer crecer el Himalaya en tu silencio,
darte auroras que irrumpan en la noche del mundo.
La palabra puede hacer de tu corazón una antorcha,
una luciérnaga, un guerrero,
quitarte los personajes que los dramaturgos oficiales hicieron de vos,
otorgarte el libro en blanco del horizonte.
Una palabra puede ser una contrabala: con ella podés herir de vida,
cantarle  -por primera vez -  una canción de cuna a los ancianos huérfanos.
La palabra puede despojarte del ropaje del miedo,
burlarse de las medallas con que se escapan de sus fantasmas los resignados.
Una palabra puede hacer de vos una nave de los libres,
que engañe a los radares militares,
que traduzca el olvidado canto de la vieja sirena.
Una palabra puede ser el oro de la soledad,
el jardín intruso en el imperio del desierto,
la herramienta del ángel humano y del pan divino,
para trascender las lecciones que imparten
los que matan al día.
La palabra puede ser el comienzo de la revolución,
la fuente que preservará al bosque, al río, a la canción humana,
en medio de esta sequía de bondad, belleza y pensamiento.


La cultura popular es el anticuerpo que siempre salva a la Argentina

por Pedro Patzer Aunque nos quieran convencer de que los ladrones de las melodías, de las vocaciones, de los más hermosos vínculos del human...