8/27/2016

La Vida y el Canto, La radio

por Pedro Patzer

Hace unos meses, Pergolini sentenció que con la llegada de SPOTIFY, se acercaba el fin de la radio. ¿Acaso se imaginan a Spotify haciendo un silencio de radio? ¿Hay algo más autoral que un silencio de radio?
¿Acaso se imaginan un taxi en la madrugada sin un tango ilustrando las locuras de Dolina, o un sereno sin su radio? Para el sereno la radio es su vela. El camionero tiene cosas fundamentales en la cabina: las estampitas de San Cayetano y el Gauchito Gil; las frases fileteadas dedicadas a su madre, la foto de una tetona y por supuesto, la radio. ¿Acaso es lo mismo una serie de canciones de Gardel, vía Spotify, que Larrea anunciando un tango de Gardel, o Bobby Flores hablando del por qué de una canción de Bob Dylan? Es lo mismo Spotify que la radio de barrio celebrando al personaje de la esquina o la radio comunitaria soñando cambiar el mundo. Ni que hablar de la radio en las cárceles por las que los presos consiguen su libertad ,trascienden los muros del pabellón gracias a su pequeño receptor. Las radios en los hospitales y esas voces que muchas veces sostienen lo que queda de vida, tal vez la última voz humana que un paciente escucha es la que suena en la radio. Las radios de campo con sus mensajes puebleros: "Don Florencio nos vemos en el kilómetro 11, lleve el chancho que se lo compro".
La radio va a existir siempre porque la radio es la gente que tiene algo que decir, y también la gente que necesita escuchar, en un mundo que sólo nos enseña a oir.

Siempre que haya vida y canto, como se llamaba el programa de Antonio Carrizo, habrá radio, porque la radio no es otra cosa que la vida y el canto.

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena reflexión. Más allá de eso, coincido y coincido también con una frase del maestro Eduardo Aliverti: "La radio no desaparecerá podrá cambiar, variar su contenido, su función social e informativa pero no va a desaparecer porque es el medio de comunicación tecnológicamente más barato".

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