11/25/2014

UN MAPA SONORO DEL PAÍS - NOTA A PEDRO PATZER - DIARIO LA NACIÓN



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Churrinche, el trashumante de Quilmes

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Churrinche, el trashumante de Quilmes
por Pedro Patzer


Como el campo tiene sus leyendas, sus bandoleros, sus santos, el conurbano bonaerense posee sus personajes folklóricos, artistas de las horas secretas de las ciudades, pájaros urbanos que los ornitólogos no consiguen clasificar pero que anidan en los corazones de los transeúntes. Estos personajes son las verdaderas postales de estas ciudades, próceres que libran las batallas cotidianas por la existencia, ellos nos enseñan a romper los manuales del vivir y a desplegar los mapas de las ciudades escondidas en nosotros. Así hallamos en Turdera a un hombre que dice ser dueño de los trenes , y en  Berisso a una mujer que asegura ser la viuda del río de la Plata,  en Tigre a un muchacho que se presenta como el novio de la sudestada , en Temperley a una señora que tiene un gato por cada desamparo, en Morón una esquina se ha transformado en imperio ya que un noble personaje la ha declarado su reinado, cantores de cuadra en Lanús , magos de domingo en Avellaneda, milagreros de kermés en Lomas de Zamora. Entre estos ciudadanos ilustres del alma del conurbano, encontramos a uno que se ha transformado en el embajador universal de Quilmes: Churrinche, el trashumante del sur bonaerense
Nadie sabe con certeza en qué barrio quilmeño vive el errante Churrinche, aunque todos saben que Quilmes comienza donde anida Churrinche. Como su apodo lo señala, este hombrecito es una especie de pájaro que con su vuelo suburbano corrige el chiquitaje del cielo cotidiano. Dicen que tiene cincuenta y pico, dicen que nació en una de las villas que rodean al centro de Quilmes, dicen que su verdadero nombre es Claudio, Gustavo o Julián, dicen que su tapado debiera ser la bandera de Quilmes, dicen que se tiñe el pelo de rubio (porque se ha dorado con los soles clandestinos que se desatan en la noche del conurbano), dicen que en las muchas bolsas que arrastra, de un lado a otro, guarda los juguetes envejecidos de la ciudad, las sortijas de las desaparecidas calesitas, los olores de las viejas confiterías de Quilmes; dicen que es un encantador de perros, que cual flautista de Hamelin , lo siguen al escuchar su singular risa; dicen que Churrinche es el eco de los Kilmes caminando más allá de la historia; dicen que  dicen que dicen, y todo esto que dicen es lo que hace de Churrinche el personaje más folklórico de Quilmes, porque Churrinche sabe todo lo que se desnuda cuando la luna del conurbano se quita el ropaje. Churrinche conoce cuán irremediables son los recuerdos a la intemperie. Churrinche intuye las calladas conversaciones con las estatuas de la madrugada, los monólogos de orfandad del San Martín de bronce. Churrinche advierte que los fantasmas andan de traje y corbata. Churrinche sospecha qué hombres y mujeres son el bostezo de Dios. Churrinche comprende quién es el esclavo de la noche y quién el dueño del día. Churrinche descifra cuántos silencios descarrilan en la noche de la estación. Churrinche presiente que todos somos huérfanos ante la sudestada. Churrinche entiende que la mayoría ignora el amanecer. Churrinche sabe cuántos desiertos se desatan en la noche de la ciudad. Churrinche aprende, cada vez que duerme en el atrio de la Iglesia, dónde se alcanzan los auténticos milagros humanos. Churrinche intuye que la mirada de ciertas personas dicen más que muchos manuales de historia. Churrinche entiende que entre el pan y el arroz, hay una especie de redención. Churrinche advierte que se puede ser San Francisco de Asís en San Francisco Solano. Churrinche sabe reírse de los que se creen dueños de algo. Churrinche conoce de qué patria son los himnos que los perros ladran al atardecer. Churrinche  sabe de planos y de arquitecturas del desamparo. Churrinche comprende que en realidad los trenes nunca nos llevan a otra parte. Churrinche presiente que la historia funda la ciudades pero los hombres le dan vida. Y así, cual principito del conurbano, Churrinche, va de planeta en planeta,  de mirada en mirada, tratando de hallar los tesoros secretos de Quilmes, golpeando las puertas de los corazones de sus habitantes para que imiten su ejemplo y se asuman peregrinos que siguen las huellas de los Kilmes en su caminata de siglos hacia un horizonte más justo.   





11/20/2014

VOLVER AL POEMA

volver al poema, a ese silencio que no es otras cosa
que una pregunta del espíritu
desandar los viejos caminos del mundo
y estrenar un nuevo corazón

pedro patzer

11/04/2014

PREGUNTAS A LA ARGENTINA SECRETA


Preguntas a la Argentina secreta
por Pedro Patzer

¿A qué anciano se parece el cardón resistiendo siglos de viento? ¿Cuántos adioses contiene el vuelo del chingolo hacia el país del atardecer?¿Será la huella que sólo descifra el baquiano, el renglón donde el cerro firma su secreto contrato con la Pachamama? ¿La cuerda de qué guitarra gaucha es el río Paraná? ¿La lanza de qué tribu el río Pilcomayo? ¿El tambor de qué ceremonia es el sol que se echa en el bañado inaugurando el ancestral ritual de la noche y sus máscaras? ¿Sobre el tinglado de qué galpón la luna salvaje se confunde con un grano de maíz? ¿El que entiende el valor de un grano de maíz, alcanza la luna con sólo mirarla? ¿De qué patria de infancia será himno el motor del rastrojero?¿De cuántos galopes está hecha la noche?¿De cuántas cruces, el silencio del campo?¿El árbol que cede su alma para la guitarra, sabe que nunca más dará sombra? ¿Cuántos ecos de tapera caben en un vagón abandonado? ¿Cuánta madre y niñez en la palabra acuarela? ¿Cuántos países consigue decir el silencio de la campana de la escuela de comarca y cuántos países calla el silbido del peón? ¿Serán los guardapolvos de los changuitos de las remotas escuelitas las auténticas banderas de la patria del corazón?¿Cuántos santos, mates y leyendas caben en la cabina del camionero? ¿Cuánta vida y cuánta muerte median entre las manos de la curandera y las del despenador?¿Qué pensará de sus días perdidos el viejo rastreador? ¿A qué remota querencia de su alma irá a buscarlos? ¿En qué lugar del olvido hacen nido los pájaros de la milonga? ¿En qué lugar del viento la plegaria se convierte en yaraví? ¿Es el caballo salvaje un animal engendrado por el horizonte? ¿De cuántos horizontes es huérfano el linyera de llanura? ¿Es el alambrador un carcelero del cielo bagual? ¿A qué modesto y redentor paraíso ascienden los de abajo cada vez que cantan una arribeña? ¿Cómo ha conseguido el payador ponerle seis cuerdas a la soledad? ¿En el canto de qué misteriosa ave se ha convertido el silbato del tren que ya no pasa más por el pequeño pueblo? ¿Acaso es la misma luna la que brilla en el río y la que se refleja en el machete? ¿Acaso es la misma noche la del minero que la del hombre de ciudad? ¿De cuántas coplas no dichas está hecho el mate amargo, de cuántos sabores de errantes caminos se conforma el guiso? ¿De qué estrella perdida nos habla el único farolito del paraje? ¿Qué idioma milenario recupera el viento en el cañaveral? ¿El corazón de qué raza retumba en la caja chayera? ¿Cuántas alegres tristezas se celebran en el carnaval? ¿De cuántos cerros está hecha la ausencia de Jaime Dávalos? ¿Cuántas américas se hospedan en la mirada de Atahualpa Yupanqui? ¿Cuándo la zamba le devolverá al río todo lo que le ha prestado? ¿Cuántos altares ha creado la espera en los andenes de provincia? ¿Es la puna el rezo hereje del paisaje? ¿Cuántos consejos otorga el viejo algarrobo en su centenaria mudez? ¿Cuántas sinfonías campesinas nacen entre los cantos del grillo y del gallo? ¿En qué cantata se convirtió el vocerío de la muchedumbre de la desaparecida estación? ¿Cada cuántas piraguas el río Uruguay entona su sapukay de barro? ¿Cuántos verbos de alfarería y cuántas ceremonias indias conforman el caudal del río Calchaquí? ¿De cuánta sed continental está hecha la chicha? ¿Será el socavón el sexo de la tierra? ¿Cuánto cielo de indoamérica perdura en el cóndor pasa? ¿De cuántos movimientos culturales nos habla la quietud del valle? ¿De cuántas botellas está hecho el país de los caminos de la Difunta Correa? ¿Cuántos rojos le roba el atardecer a las ermitas del Gauchito Gil? ¿Cuántos hijos de Martín Fierro pueblan las villas y las prisiones? ¿Alguien puede enseñarnos amar la libertad como el hombre que libera a los jilgueros? ¿Alguien puede enseñarnos más de la riqueza que el mendigo que le da de comer a las palomas? ¿Algo puede enseñarnos más de geografía que una tonada, que una comida de pueblo, que un mapa latente en la mirada del provinciano que extraña las confesiones de su río?

La cultura popular es el anticuerpo que siempre salva a la Argentina

por Pedro Patzer Aunque nos quieran convencer de que los ladrones de las melodías, de las vocaciones, de los más hermosos vínculos del human...