10/02/2013

Madre del silencio

MADRE DEL SILENCIO
Pedro Patzer


Después de la muerte de mi madre, las flores prosiguieron con su tarea de fragancias y colores, los pájaros continuaron con su sinfonía de auroras, las lluvias siguieron intentando limpiar el mundo, las estatuas insistieron con su indiferencia, los mendigos empollaron diferentes profetas en los atrios de los templos, el crimen reclutó otros sicarios, el amor convocó nuevos amantes, la noche siguió repartiendo sueños e insomnios, el dios de los ortodoxos perseveró en su silencio, el Dios de los caminantes volvió a pronunciarse en los caminos, el oro continuó siendo el sol de los dormidos, y el sol de los despiertos profundizó el otro alba, los mercaderes siguieron contando dólares y cadáveres, los hombres libres en su lucha por la victoria interior, los árboles dieron nuevos frutos y ofrecieron la sabiduría de las viejas sombras, las islas desiertas y las pobladas cárceles, las montañas y los ríos permanecieron develando el secreto, algunos niños jugaron a la mancha, otros se escondieron en el bombardeo, los que desde hace siglos hacen trincheras y tumbas, continuaron haciendo pozos petroleros, se escribieron muchos testamentos y algunos poemas, los relojes prosiguieron en su engaño, los verdugos ofreciendo su último cigarrillo, la luna se desató sobre el Paraná y sobre el patíbulo, demasiados padecieron la hambruna, unos pocos la gula; se descubrieron nuevas músicas, también flamantes silencios; horneros hicieron nidos, ejércitos ruinas; la bala naranja del poniente siguió hiriendo mortalmente al día, teléfonos sonaron en casas vacías, pianos en colmados teatros; contados polizones ejercieron su condición en barcos, innumerables polizones ejercieron su condición en la vida, algunos alcanzaron el nirvana, otros regresaron a la caverna, varios declararon su amor, los mismos de siempre, la guerra. Muchos nacieron, otros murieron, la mayoría siguió habitando el mundo, sin conquistar la vida. Mientras, mi madre, volvió a nacer (me) en mi (su) silencio.  

La cultura popular es el anticuerpo que siempre salva a la Argentina

por Pedro Patzer Aunque nos quieran convencer de que los ladrones de las melodías, de las vocaciones, de los más hermosos vínculos del human...