5/05/2011

MANIFIESTO O UN LLAMADO A LA IRREVERENCIA



Ya se fueron Lugones, Sarmiento, Borges, José Hernández, Castilla, Arlt, Petrocelli, Yupanqui, etc...pero quedaron las obras ¿Se entiende?
Vivimos en tiempos donde hay muchas celebridades, pero pocos artistas, donde hay muchos intérpretes pero escasean autores, demasiados repetidores de fórmulas, pero sólo algunos creadores de manifiestos. Es decir, esto es un llamado a la rebelión, un pedido de incorrección, diría, una plegaria pagana a los hombres que todavía son empujados por el dios hambriento de lo sublime. Señoras y señores, estoy exigiendo que le faltemos el respeto a los museos (que no cobijan a las musas) y parecen solemnes mausoleos; que le quitemos el perfume a las canciones (que alguna vez supieron ser desesperadas) que abramos las compuertas culturales de los ríos imaginarios, y que nos animemos a zarpar con nuestras naves ilusorias, dejando atrás la sequía de la corrección y la banalidad del esnobismo (se dice que la palabra “snob” proviene del latín “sine nobilitate” que significa sin título nobiliario, pero que simulan ser de la nobleza) Porque amigos, no sólo de pan vive el hombre, hace falta también verle las piernas al Misterio, rozarle los labios a la inspiración, beber la cicuta de la Belleza (de nuestras comedias y tragedias) aquella que nos enseña a buscar preciosos antídotos contra la idiotez; porque la imbecilidad ya es imperio, la mediocridad peste, son demasiados los militantes del mundo chiquito, los que se postulan como empleados de la cultura oficial, los que continúan jugando a las escondidas (en lo esencial) , callando o utilizando las palabras de otros, por temor a que su palabra sea despreciada por la manada (cuando uno despierta, deja la cómoda noche atrás) y como bien se sabe, el que no alcanza su palabra, jamás será dueño de sus ideas.
¿A qué se debe este pedido arrebatado, esta invitación poco decorosa? Pues, estoy cansado del esperanto según los bancarios, del cacareo literario de los que jamás escribieron – ni escribirán – un verso o una línea de ficción (no telenovelas, ficción); del murmullo de los que nunca han abrazado una guitarra (ese mujer irreversible); de las profecías de los que jamás se han dejado encantar por una pitonisa. Es decir, noto que todos quieren ser surrealistas, sin conocer el surrealismo (ni siquiera el realismo) por lo tanto pretenden declarar todo el tiempo las verdades del arte y la creación sin haber comprendido el origen auténtico del arte, quieren modernizar la cultura popular, agregándole condimentos de otros géneros como el jazz, el rock, la bossa y música electrónica (que no está mal) pero omitiendo la investigación de la modernidad dentro de la propia cultura popular: ¿Cómo cambio el paisaje espiritual del campo a partir de la soja? ¿Qué nueva manera de relacionarse con la tierra tiene un peón del siglo XXI? ¿Nacieron nuevos términos, nuevas canciones? ¿Qué seres mitológicos acechan a los trabajadores rurales hacinados? ¿Tienen enfermedades producto del glifosato y demás fertilizantes? ¿Cómo se escriben esas experiencias, en qué ritmos se cobijan?
Un poeta de la actualidad no compondría un verso que rece: “astronauta de trigales”, como lo hizo el gran Ariel Petrocelli, un lírico de esta época debería escribir “internauta de la soja”
Conclusión: debemos, en medio del balbuceo de los tilingos (administradores de la cultura oficial) prestar atención a los auténticos movimientos del alma del pueblo, a los verdaderos latidos de su corazón continental



PEDRO PATZER, MAYO DE 2011

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